Nuestro propósito en este trabajo consiste en determinar cómo se organiza el discurso a través del análisis contrastivo de los marcadores de ordenación discursiva en español y en francés. Determinamos, en primer lugar, qué procedimientos emplean los hablantes para ordenar los textos y, en segundo lugar, llevamos a cabo un estudio de los marcadores empleados para realizar este proceso comparando las funciones discursivas que actualizan en cada una de las dos lenguas.
El discurso se compone de partes que se suceden unas a otras. Cuando el hablante quiere señalar qué lugar ocupa cada una de esas partes dentro del enunciado, de la secuencia o del texto, utiliza una serie de marcadores que señalan que los actos de enunciación o los enunciados que representan acontecimientos, circunstancias o razonamientos responden a un orden determinado; de este modo se presenta un texto organizado y estructurado que permite al destinatario interpretarlo adecuadamente, al tener las instrucciones precisas acerca de cómo está articulado.
Los marcadores que realizan esta operación son los denominados «ordenadores del discurso», que se caracterizan por señalar el lugar que ocupa cada uno de los miembros en una secuencia ordenada en partes y mostrar que la información transmitida se configura en una sucesión de comentarios o subcomentarios que responden a un tópico común [2] (Portolés: 2001).
El papel de estos marcadores se desarrolla en el ámbito de la estructura informativa del discurso y manifiesta la intención comunicativa del hablante; este dispone la información que quiere transmitir en torno a una serie de elementos ya conocidos o compartidos y otros que introducen una información nueva para el interlocutor. De esta forma, el discurso se configura en una estructura de tópico / comentario. Cada enunciado o cada conjunto de enunciados se considera como respuesta a una pregunta, explícita o implícita, a la que el hablante intenta dar respuesta. Los tópicos están constituidos por el conjunto de entidades acerca de las cuales se pregunta algo y los comentarios serían las respuestas a esas preguntas, es decir, lo que se afirma nuevamente acerca de ese tópico [3].
Esta función la desempeñan los ordenadores constituidos por las series correlativas «en primer lugar» / «en segundo lugar»..., «primero» / «segundo» ... , que indican una sucesión entre los elementos concatenados, que puede responder o no a una ordenación jerárquica, y que constituyen una serie abierta, ya que no se determina un número limitado de miembros. La serie «por una parte» / «por otra (parte)»; «por un lado» / «por otro (lado)» señalan la distribución del comentario en dos partes referidas a un mismo tópico entre las que no existe jerarquización y constituyen series cerradas, ya que la presencia del primer correlato implica un segundo correlato, que supone el cierre de la serie, aunque también puede aparecer cada uno de los correlatos de forma independiente, con diversas funciones que analizaremos en el apartado correspondiente.
Como hemos señalado, la función de estos marcadores es establecer una ordenación lineal, jerárquica o no, de los miembros que integran una serie enunciativa y desde el punto de vista informativo, indicar las partes que la componen. No existen en español elementos específicos para marcar series en el discurso, de ahí que estas formas tengan su origen en la gramaticalización de unidades procedentes de otros subsistemas: la numeración («primero», «segundo», «tercero»), la estructuración espacial («en primer lugar», «en segundo lugar»...; «por un lado», «por otro»; «por una parte», «por otra») o temporal («luego», «después»...). Ello supone que algunas de estas unidades mantienen el valor originario junto con el innovador y pueden funcionar de dos modos distintos: como adverbios o sintagmas preposicionales, con función de complementos circunstanciales o modificadores oracionales, y como marcadores del discurso, que señalan las partes que lo componen y las relaciones entre ellas, sin ninguna función específica en el marco de la estructura oracional.
Son las series establecidas por los marcadores «en primer lugar» [4], «en segundo lugar»...; «primero», «segundo»...; «en primer término», «en segundo término»... A través de ellas, el hablante puede ordenar los actos de enunciación (ejemplo 1) o los contenidos referidos en los enunciados (ejemplo 2):
(1) Miguel intentó eludir el tema diciendo, «primero», que el reptil no era venenoso, «segundo», que no tenía grandes proporciones y, «finalmente», que solía estar en su cajita, en el jardín de la casa. (J. García Sánchez, La historia más triste, CREA, 1991)
Se trata de una enumeración de actos de enunciación como lo manifiesta el hecho de que los marcadores se sitúan entre el verbo de comunicación y el «que» completivo, y no inciden directamente sobre los estados de cosas referidos en los sucesivos enunciados.
(2) Dos de las constantes en la bibliografía del profesor [Domingo] Ynduráin son, «en primer lugar», su capacidad para abstraer los rasgos significativos de las obras analizadas y, «en segundo lugar», su inquietud metodológica [...]. (F. Rico, en El País, La Cultura, 29/03/2003, 37)
En este caso, ordenan los segmentos discursivos que permiten caracterizar la obra de un determinado investigador, delimitados ya previamente mediante el empleo del numeral «dos» al comienzo de la intervención. Como vemos, los elementos enlazados, sean enunciados o miembros de enunciado, han de ser segmentos equivalentes funcionalmente.
Del mismo modo, la ordenación se manifiesta entre enunciados que representan argumentos encaminados a una determinada conclusión (ejemplo 3):
(3) El ministro quedó muy conforme con la solución que le dimos y en la que tú colaboraste muy efizcamente por cierto, y ello por dos razones: «en primer lugar», porque rápidamente quedó resuelto el caso de forma oficial y definitiva [...]. «En segundo lugar», porque evitaba la politización del asunto. (J. Leguina, Tu nombre envenena mis sueños, 1992, CREA)
Aquí se suceden dos argumentos que se orientan a favor de una conclusión que se expresa al inicio: “el ministro quedó conforme con la solución que le dimos” y esto se sustenta en la presentación de dos motivos que se ordenan jerárquicamente precedidos cada uno de ellos por el conector argumentativo de tipo explicativo «porque», que indica las causas de la enunciación.
En otros textos, los miembros enlazados son también argumentos con una misma o distinta orientación, explicitada por conectores como «y» o «pero» respectivamente; en este caso, la función de los ordenadores, que señalan cada una de las partes de la serie, es mostrar el orden establecido entre los argumentos presentados para que el interlocutor lo interprete como una sucesión, pero sin marcar el tipo de relación existente entre ellos.
(4) [...] Pradera señaló que la imagen del editor, sin llegar a alcanzar el prestigio social que merece, ha mejorado mucho por tres razones: «primero», porque las leyes de la propiedad intelectual ya no permiten una explotación abusiva de los derechos de autor; «segundo», porque las tiradas son más grandes, con lo que “es más fácil repartir la actual riqueza que la anterior escasez”. Y, «en tercer lugar», según Pradera, porque la función de los editores excede ya con mucho el papel pasivo, y en gran medida arbitrario, que jugaron en el pasado. (El País, 17/07/1997, CREA)
Cuando la relación entre los miembros de la serie es de carácter opositivo, la presencia de un conector contraargumentativo es necesaria para indicar que las inferencias extraídas del primer miembro son opuestas a las que se derivan del segundo:
(5) La desaparición de aquel papel [con el número de teléfono de Londres anotado] tenía dos consecuencias: «en primer lugar», me desligaba de James, a quien ya no podía llamar. Pero «en segundo lugar», me distanciaba de Alejandro e introducía motivos para la desconfianza. (S. Puértolas, Queda la noche, 1990, CREA)
En este ejemplo, del primer miembro de la serie («me desligaba de James») se infiere la conclusión implícita de que podía quedarse tranquila, mientras que las inferencias que derivan del segundo miembro («me distanciaba de Alejandro e introducía motivos para la desconfianza») llevan a una conclusión distinta a la anterior y la que se considera válida para la continuación del discurso: no podía quedarse tranquila.
La sucesión de los miembros puede responder o no a una gradación de mayor o menor importancia. Si no se establece ninguna gradación, la presencia de los ordenadores discursivos solamente tiene un valor demarcativo (ejemplo 6); en otros textos, la ordenación de los miembros según un orden de importancia se evidencia cuando la prioridad expresada por el significado léxico de los ordenadores, que introducen cada uno de los segmentos de la serie, es anulada por el hablante, al no considerarla relevante (ejemplo 7):
(6) Nuestro coche ha logrado aproximarse algo a los corredores, pero todavía no nos ha sido posible situarnos lo suficiente cerca de Jabato como para dialogar con él y preguntarle, «en primer lugar», qué tal va. «En segundo lugar», por qué ha atacado tan pronto y con tanta fuerza, y «en tercer lugar», qué se propone realmente. (J. García Sánchez, El Alpe d’Huez, 1994, CREA)
(7) Había muchas cosas que se le podían contestar a mi madre. «En primer lugar», no era cierto que no se quejara. «En segundo lugar» -por poner un lugar, tanto da en realidad si en segundo o en primero-, si tanto le gustaba salir, ¿por qué no salía? (S. Puértolas, Queda la noche, 1990, CREA)
La serie introducida por «en primer lugar» no necesita como correlato otro segmento que indique la posición que ocupa en la serie, sino que este marcador puede ir relacionado con otros elementos que no indican sucesión, sino adición:
(8) Así, «en primer lugar», los vecinos realizarán una campaña informativa en el municipio contra la futura captación [del agua del Pisuerga], seguida de la recogida de firmas entre los opositores. «Además», desde la asociación de vecinos no descartan convocar una manifestación de protesta [...]. (El Norte de Castilla, 18/11/2002, CREA)
Cuando el segundo segmento de la serie es una partícula como «sobre todo» no se establece una sucesión lineal de enumeración de elementos del mismo nivel, sino que el segundo miembro destaca por su importancia en relación con el anterior:
(9) No creo que sea consciente de su comportamiento; «en primer lugar», porque actúa sin pensar y, «sobre todo», porque no prevé las consecuencias de lo que hace.
La serie iniciada con «por una parte»; «por un lado»; «de una parte»; «de un lado» presenta generalmente como miembro correlativo «por otra parte», «por otro lado», «de otra parte», «de otro lado». Estos pares correlativos establecen una relación entre miembros que son equivalentes desde el punto de vista informativo. Cuando se considera necesario señalar una jerarquía entre los segmentos enlazados, tiene que haber algún elemento léxico, externo a la correlación, que lo indique:
(10) Debía a mi madre, es cierto, una gratitud doble: «por una parte» los balsámicos años de convivencia últimos; «por otra», la mayor, el reencuentro con ella y el despliegue ante mis ojos, de su notable entidad personal. (J. M. Guelbenzu, El río de la luna, 1981, CREA)
donde el empleo del lexema «doble» indica que se trata de dos partes de un mismo tópico y la presencia de un comparativo de superioridad en el segundo segmento señala que este tiene más importancia que el primero.
En ocasiones el tipo de relación entre los dos segmentos viene marcada por el significado de alguna unidad léxica presente en el discurso, como en el ejemplo siguiente, donde se anticipa que la relación que se establece entre los dos segmentos es de oposición («una contradicción»):
(11) Una contradicción suscitaba mi desasosiego: «por un lado» escondía mis obras como un animalillo medroso entierra sus provisiones, «por otro» aspiraba a la fama, que es el aire que, vivos o muertos, respiran los poetas. (ABC Cultural, 06/09/1996, CREA)
Cuando «por una parte» presenta otros correlatos, la relación establecida entre los dos miembros concatenados puede ser de distinto tipo: jerarquización («por una parte» / «sobre todo»); oposición («por una parte», ... «por el contrario» / «inversamente»); enumeración («de un lado» / «en segundo lugar»); adición («por una parte» / «además»); también puede ocurrir que el segundo miembro de la correlación aparezca con el artículo definido («por una parte»... «por la otra»), que indica que la serie es dual y, por tanto, el segundo miembro cierra la serie.
Es posible, en determinados contextos, que el segundo componente no venga marcado por ningún elemento correlativo, por lo que la indicación que se hace en el primer segmento respecto del comienzo de una serie no se mantiene mediante un correlato en el otro segmento:
(12) Yo no sé qué hacer cuando los chicos hablan en ese tono de Eduardo, «por una parte» tienen razón, pero lo acepto mal, la educación que he recibido no me había preparado para que algún día llegara a verme en situaciones así. (C. Martín Gaite, Nubosidad variable, 1992, CREA)
Se establece una relación de oposición entre los dos segmentos: las inferencias que se derivan del segmento precedido por el marcador «por una parte» (tienen razón y estoy de acuerdo con ellos) se oponen a las que se derivan del segundo segmento precedido por «pero» (acepto mal su tono al hablar de Eduardo y no estoy de acuerdo con ellos); de este modo, lo que se había iniciado como una ordenación de la información en dos segmentos equivalentes, se muestra como una relación contraargumentativa.
Cuando encontramos las formas «por otra parte», «de otra parte», «por otro lado», «de otro lado», sin un primer elemento correlativo, presentan funciones de distinto tipo: 1) un miembro en correlación con otro anterior que constituyen dos subcomentarios a un mismo tópico; 2) un comentario a un tópico distinto al del miembro discursivo anterior, pero relacionado con él; 3) un comentario digresivo. Veamos más detenidamente cada una de estas funciones.
1) Paso a un nuevo comentario sobre un mismo tópico. Se presenta como una segunda parte de un comentario al tópico del que se está tratando, en correlación con un miembro anterior que se considera como una primera parte del comentario a ese mismo tópico. De este modo, la información se estructura en dos bloques informativos equivalentes. En este apartado tenemos dos manifestaciones distintas:
a) Se muestra como un segundo miembro de un comentario que se añade a un segmento anterior, sin ningún conector que señale el tipo de relación que existe ellos; se trata, por tanto, de un comentario subdividido en dos partes, pero en el que solo aparece marcado el segundo segmento; en el ejemplo siguiente, encontramos un paralelismo entre las dos partes, una de ellas se refiere a lo que considera una agencia de noticias acerca de un determinado tema y otra hace referencia a lo expresado acerca de ese mismo tema por el director de uno de los departamentos:
(13) Sé que la agencia me ha nombrado –demasiado tarde- por mis características extra profesionales, más que por mi experiencia en la zona. A la agencia le soy más útil como enviado especial; «por otro lado», Roux no desea que su recién ocupado cargo de director se inicie con el secuestro de uno de sus Periodistas rubios y galos. (M. Torres, Hombres de lluvia, 2004, CREA)
b) Son dos partes de un comentario a un tópico común que presentan la misma o distinta orientación argumentativa; en ambos casos, tanto la coorientación como la antiorientación viene señalada por los conectores «y» y «pero» respectivamente; el marcador «por otra parte» sólo señala que es otra parte del comentario que se hace, referido al mismo tópico del que se está tratando:
(14) Se trata de la liquidación que la Casa Ruiz hiciera a la señorita Gómez al cesar en la nómina de su personal. Por inadvertencia, el cheque en cuestión había sufrido deterioro; y, «de otra parte», la cantidad abonada resultaba algo superior a la que la empleada calculaba percibir. (F. Ayala. El fondo del vaso (1962), Madrid, Cátedra, 1995, p. 173)
(15) Y todas estas emociones, si es que eran varias y no una única oleada coloreada de diferentes tonos, servidas en el medio concentrador de la envidia, habían agitado a don Ubaldo hasta el punto de desear no haber conocido nunca a los Cuevas. Pero, «por otro lado», la casa de Isabel e Indalecio [los Cuevas] le era, cada día que pasaba, más necesaria para su equilibrio mental ahora. (á. Pombo, Una ventana al norte, 2004, CREA).
En el primer ejemplo, se trata de dos subcomentarios a un mismo tópico, que están en la misma línea argumentativa y que responderían a la pregunta implícita sobre qué problemas presentaba el cheque. En el segundo caso, el hablante se plantea la cuestión de qué posibilidades tiene ante dos situaciones consideradas como opuestas; la primera se refiere a que no es conveniente mantener la relación con una familia conocida; la segunda, orientada hacia una dirección contraria, la imposibilidad de sustraerse a su influencia; es este segundo miembro, introducido por el conector «pero», el que determina la orientación argumentativa para proseguir el discurso.
2. Comentario a un tópico distinto. En esta función encontramos los marcadores «por otra parte», «por otro lado», «de otra parte», «de otro lado» que estructuran informativamente el discurso marcando la transición entre cada una de las partes. Esta transición se da entre comentarios que responden a tópicos distintos que hacen referencia a dos acontecimientos diferentes, pero que están relacionados:
(16) Quizá [sus padres] habían intentado tener un hijo propio y sólo cuando perdieron la esperanza decidieron adoptar. Álvaro, «por otra parte», jamás se reconoció en los gestos de los tíos, ni en los de los parientes lejanos de las fotografías. (J. J. Millás, Dos mujeres en Praga, 2002, CREA)
En este caso, «por otra parte» va marcando los cambios de tópico que se producen. El narrador comienza con un comentario sobre los motivos que llevaron a sus padres a adoptar un hijo y pasa a un comentario sobre otro tema: la sensación de que el protagonista se encontraba en aquella familia como un extranjero.
3. Comentario digresivo. El paso a un tópico distinto, que el hablante relaciona de algún modo con lo que está diciendo, supone que estos marcadores tengan en determinados contextos un sentido digresivo. En general, en este tipo de construcciones tenemos un sustantivo modificado por una oración adjetiva explicativa en la que se incluye este marcador o un adjetivo precedido o colocado detrás de él, que añaden una información aclaratoria o un dato más sobre ese elemento. Estos segmentos son relevantes desde el punto de vista informativo ya que el hablante quiere destacarlos dentro del conjunto del enunciado.
(17) Aquí tiene su billete, y que haya suerte, señor... Perdone, no logro nunca recordar su nombre que, «por otra parte», si quiere que le diga la verdad, siempre me sonó falso. (E. Vila-Matas, Suicidios ejemplares, 1991, CREA).
Como ya señalamos en un artículo precedente, dedicado también a la comparación entre los marcadores discursivos [5], los diccionarios bilingües no suelen recoger la totalidad de las variantes existentes ni hacerse eco de la complejidad de su uso en una u otra lengua. En ese sentido, si queremos realizar un estudio lo suficientemente detallado, hemos de rastrear en el corpus, tomando como referencia contextos similares, tanto el número de equivalentes como las circunstancias concretas en que los hablantes recurren a ellos. Para la comparación con el español, que presentaremos a continuación, nos hemos basado en los documentos ofrecidos por la base de datos literaria FRANTEXT y por textos contemporáneos tomados de las páginas de internet de los diarios Le Monde y Libération [6].
Como hemos visto en español, también el francés presenta series abiertas de marcadores que permiten al locutor ordenar los elementos de un discurso con independencia de su número real. Son los siguientes: «en premier lieu» / «d’abord»... «en deuxième/second lieu», «en troisième lieu»... etc.; «premièrement» / «d’abord»... «deuxièmement»... «troisièmement»... etc.; «primo»... «secundo»/«deuxio»... «tertio»... etc. Si las dos primeras series pueden considerarse neutras, la tercera, a pesar de tener una cierta tradición en la historia del francés [7], suele identificarse, sobre todo en la actualidad, con el registro coloquial:
« Primo » : l'illusion que leurs avantages leur sont dus. « Deuzio » : l'estime exagérée des biens matériels qui leur fait mépriser les qualités du coeur et de l'âme. « Tertio » : la croyance en l'immunité que leur confère le pouvoir et qui les entraîne dans les plus abominables corruptions et dans toutes sortes d'excès. (L. Salvayre, La puissance des mouches, 1995, page 47 / 5)
Al igual que en español, estas series ordenan tanto los actos de enunciación,
Personne ne doit entendre... mon maître me charge de vous dire, « premièrement » qu'il feint de partir avec l'armée, « deuxièmement » qu'il reviendra cette nuit même, dès qu'il aura donné ses ordres. (J. Giraudoux, Amphitryon 38, 1929)
como los contenidos referidos en los enunciados, ya se hallen estos previamente señalados,
Lorsqu'on désire créer un service de documentation / ou pour le moins créer la fonction / il faut envisager la dépense sur deux plans : « en premier lieu » les frais d'établissement, puis, « en second lieu », les frais d' exploitation courante. (H. Ernatene, Conc., real. et util. docum., 1964, page 25)
o se deduzcan del desarrollo del enunciado principal:
Cette diversité résulte « en premier lieu » des milieux urbains eux-mêmes et des problèmes différents qu' ils posent, « en deuxième lieu » des disciplines et des techniques utilisées. (G. Gurvitch, Traité de sociologie, t. 1, 1967, page 307)
También como en español, pueden ordenar argumentos encaminados a reforzar una determinada conclusión. En el fragmento siguiente, por ejemplo, los dos enunciados introducidos por la conjunción «parce que» («porque») defienden la afirmación recogida en la oración principal:
L'attachement à un être, écrit-il, est chose insensée, « premièrement » parce que tout être est extrêmement provisoire, « deuxièmement » parce qu'il est incapable de combler à cent pour cent les appétits et les désirs d'un autre. (L. Salvayre, La puissance des mouches, 1995, page 10 / 1)
La falta de correlato en el primer enunciado es frecuente siempre que el sentido de ordenación pueda recuperarse gracias al paralelismo de las estructuras. Esto permite, además, que la supresión del primer marcador pueda llevarse a cabo en fragmentos especialmente alejados entre sí:
« Il faut » qu'à tous les niveaux l'école assure une orientation qui puisse déboucher sur une formation professionnelle. Cela suppose notamment que soient valorisées l'habileté manuelle et les filières professionnelles et techniques. Celles-ci doivent bien sûr apporter toutes les compétences dont les élèves auront besoin pour maîtriser leur avenir dans notre monde complexe. L'orientation vers ces filières ne doit pas être la conséquence d'un échec, mais le résultat d'un choix positif. Cela permettrait de les développer plus largement dans l'enseignement supérieur.
« Il faut en deuxième lieu » revoir les modalités d'orientation et de sélection dans l'enseignement supérieur pour lutter contre les taux inacceptables d'échec des bacheliers technologiques (30 %) et professionnels (60 %). Pour cela, chaque université devrait pouvoir sélectionner ses étudiants selon les modalités qu'elle juge appropriées. En outre, le recrutement des filières courtes de l'enseignement supérieur serait à redéfinir en fonction des possibilités d'insertion professionnelle.
http://www.lemonde.fr/web/article/0,1-0@2-3232,36-835704,0.html
La aparición aislada del primer elemento de la serie no se interpreta (salvo casos evidentes de incoherencia por parte del locutor) como marcador de ordenación, sino como una partícula que pretende destacar la importancia de lo enunciado:
Si durant des années (entre 1930 et 1960) le taux d'accroissement de la population soviétique ne semble pas affecté par le déclin de la natalité, la cause en est une baisse considérable du taux des décès qui touche « en premier lieu » les enfants en bas âge. (H. Carrere D'Encausse, L'empire éclaté, 1978)
Il s'agit « en premier lieu » uniquement de tester le terrain et de voir si vous êtes sur la même longueur d'ondes. Si vous remarquez que vous n'avez pas envie de rencontrer l'autre, vous devez le faire savoir au plus vite. " Si vous le dites en souriant ", ajoute notre psychologue, " vous donnerez même l'impression d'être charmant(e) tout en mettant un terme à la rencontre. "
http://rencontres.liberation.fr/docs/public/coaching/rat29.xhtml
Estas series de marcadores no son rígidas. Es frecuente que se produzcan interferencias, en muchas ocasiones por motivos puramente estilísticos. En el siguiente pasaje observamos cómo el locutor utiliza «premièrement» (primer elemento de una de las series lógicas) junto a «en deuxième lieu» (segundo elemento perteneciente a otra de ellas).
Mais cet exemple est trompeur car l'application générale de la montante de D'Alembert supposerait « premièrement » qu'on examine toutes les suites possibles, « en deuxième lieu » qu'on puisse augmenter indéfiniment sa mise, ce qui est impossible soit par ruine, soit à cause de la fixation d'un maximum par les casinos. (Anonyme, Jeux et sports, 1967, page 481)
Otro tipo de variantes no están excluidas. En general, es posible encontrar, como marcadores de ordenación, series complejas que se han venido interpretando, en sentido estricto, como conectores temporales (conectores que permiten señalar la sucesión de los hechos en el tiempo), como «d’abord»... «ensuite»... «puis» / «en premier lieu»... «ensuite» / «premièrement»... «ensuite», etc.
Britannique d'origine, américain d'adoption, le contrebassiste sexagénaire n'a jamais transigé avec ses convictions. « En premier lieu », privilégier la continuité avec une équipe et, « ensuite », veiller au dialogue des générations au sein de celle-ci.
http://www.liberation.fr/culture/219275.FR.php
Si je vous signale ce texte, c'est « d’abord » parce qu'il parle de notre blog, et donc de vous, « ensuite » parce que nous pourrions poursuivre ici la discussion.
http://usa.blogs.liberation.fr
Esta proximidad entre la ordenación de los elementos discursivos y la sucesión temporal de los hechos narrados hace que, en otras ocasiones, podamos encontrarnos con que los hablantes recurren a marcadores del primer tipo para expresar también el desarrollo de ciertos acontecimientos en el tiempo:
« Tout d' abord » la construction de la coque en cale sèche, et « en second lieu » l' achèvement à quai du navire, les deux opérations étant séparées par le lancement du navire. (A. Perpillou, Ind. constructions navales, 1967, page 11)
Los equivalentes de los marcadores españoles «por una parte»... «por otra parte»; «por un lado»... «por otro lado»; «de una parte»... «de otra parte», y «de un lado»... «de otro lado» son, básicamente, los siguientes: «d’un côté»... «d’un autre côté»; «d’un côté»... «d’un autre»; «d’une part»... «d’autre part»; «d’une part»... «d’une autre» [8]; «d’un côté» / «d’une part»... «par ailleurs». Como sucede en nuestra lengua, el correlato es, en principio, obligatorio y su presencia establece una relación de miembros equivalentes desde el punto de vista informativo. Lo más frecuente es que la serie no aparezca explícitamente anunciada:
Mais comme, « d'une part », on voulait pas lui faire de la peine à notre grand copain Pollak Henri, et que, « d'autre part », il nous avait très gentiment demandé de penser et que, c'est bien connu, la pensée c'est la vie (y'a qu'à voir chez Bergson), il y en eut deux ou trois qui ruminèrent un bon coup et qui firent, sans grande conviction : - Hum, hum ! (G. Perec, Quel petit velo a guidon chrome au fond de la cour?, 1996, page 25)
Como también sucede en español, el tipo de relación entre los elementos puede venir determinado por el sentido de una unidad léxica anterior en el discurso, que se encarga de introducirlos indirectamente. En el siguiente ejemplo nos encontramos con una relación de oposición:
Au point de vue de la classification des régimes politiques, on a donc tendance aujourd' hui à opposer, « d'une part » les régimes de bipartisme rigide, « d'autre » part les régimes de multipartisme ou de pseudo- bipartisme. (G. Gurvitch, Traité de sociologie, t. 2, 1968)
Al igual que en el caso de las series abiertas, es posible que se puedan producir interferencias entre los miembros de algunas de ellas, lo que, en muchos casos, potencia la variedad estilística:
« D'un côté », mon âge et mes cheveux grisonnants, coupés court, de même que mes vêtements sombres et sans caractère particulier, devaient correspondre à l'idée qu'ils se faisaient d'un homme d'église, mais, « d'autre part », j'étais accompagné d'un jeune chien, qu'à défaut de laisse je promenais au bout d'une longue ficelle... (J. Rolin, L'organisation, 1996)
Es posible que el segundo elemento de la correlación aparezca aislado. En ese caso, como en español, puede cumplir diversas funciones. A veces sirve para realizar un comentario que directa o indirectamente se refiere al mismo asunto:
- Les pauvres Américains sont la proie préférée des Barbaresques. Ils sont nouveaux venus sur nos mers, ils ne se méfient pas et se laissent prendre facilement. « D'autre part », les Barbaresques sont prodigieusement agacés par l'ignorance hautaine dans laquelle les tient le général Washington. (M. de Grece, La nuit du serail, 1982)
o a un tema completamente distinto:
- Yegusen s'est enlevée toute seule. Mais ne vous lamentez pas, elle reviendra dans trois lunes, plus jolie et plus femme que jamais. « D'autre part », vous me prêtez un faible pour Altan Toloum, eh bien oui, c'est un homme que je tiens en grande estime. (J. Lanzmann, La horde d'or, 1994)
La presencia aislada del segundo correlato, sin embargo, puede ocultar la existencia implícita del primero.
Il n'est pas exagéré de dire qu' actuellement, malgré d' immenses efforts, l'éducation des adultes présente certaines des caractéristiques du sous-développement et que, « d' autre part », le droit à l' éducation n' est pour la plupart des adultes qu' une abstraction, qu' un mythe. (B. Schwartz, Pour une education permanente, 1969, page 79)
En este caso, es evidente que los dos miembros («l’éducation des adultes présente certaines des caractéristiques du sous-développement» y «le droit à l’éducation n’est pour la plupart des adultes qu’une abstraction, qu’un mythe») son equivalentes desde el punto de vista informativo; sencillamente, se ha eliminado el primer elemento de la serie por razones de economía lingüística.
La función del marcador «por otra parte» como correlato digresivo, presenta en francés el equivalente «par ailleurs», mejor que «d’autre part» o «d’un autre côté».
Il apparaît plus conforme à l'esprit du projet de loi qui a pour principal objet de conforter l'initiative privée de confier le contrôle de ces organismes aux donateurs plutôt qu'à un organisme public qui, « par ailleurs », ne dispose pas des moyens lui permettant de l'assurer efficacement.
En el registro coloquial, sobre todo, no resulta extraño encontrar una mezcla de estos marcadores que constituyen una serie cerrada con los propios de las series abiertas, lo que demuestra la vaguedad que pueden llegar a adquirir en el uso cotidiano. En el siguiente ejemplo, el hablante establece una serie abierta cuyo primer elemento es «d’une part»:
« D’une part », ce calendrier est publié très en avance par rapport aux autres années, où il sortait généralement en octobre ou novembre, à l'issue de la saison de Formule 1. « Ensuite », ce document annonce 17 rendez-vous, mais n'indique aucun circuit sur lesquels les courses seront organisées. Or la FIA a l'habitude d'indiquer les circuits, en émettant éventuellement des réserves liées à la fin de travaux ou d'une procédure d'homologation. « De plus », le document publié par la FIA mentionne des Grand Prix dont le renouvellement des contrats d'organisation est encore en cours de négociations. « Enfin », l'un des points le plus étrange de ce calendrier est les deux périodes de coupure en tout début de saison...
http://formule1.blogs.liberation.fr/2006/2006/08/en_attendant_la.html
El análisis de los marcadores de ordenación discursiva nos ha mostrado que su función es la de señalar que el discurso se divide en partes y que cada una de ellas se muestra como un segmento informativo que comenta un tema común. Se constituyen en series abiertas, cuando el número de miembros que se suceden no está determinado previamente, y en series cerradas, cuando la presencia del primer correlato supone la existencia de uno segundo que, en general, supone el cierre de la serie. Estos marcadores pueden ordenar actos de enunciación, contenidos enunciativos o argumentos que justifican o explican una determinada conclusión y entre ellos pueden manifestarse o no relaciones jerárquicas, dependiendo del tipo de marcadores empleados. Los marcadores de base numeral ordinal suelen mostrar un orden de prioridad entre los segmentos enlazados, los marcadores formados sobre sustantivos de tipo local concatenan miembros equivalentes desde el punto de vista informativo.
Las diferencias entre las dos lenguas se concretan en las formas utilizadas para expresar la ordenación discursiva. En las series abiertas se ha creado en francés una correlación de formaciones en «–ment», originadas a partir de adjetivos numerales que no tiene correspondencia en español, donde solo existe una forma en «–mente» para indicar el primer miembro de la sucesión, «primeramente», pero no los posteriores para lo que hay que recurrir a los adjetivos adverbializados «segundo», «tercero» o a los sintagmas preposicionales, «en segundo lugar», «en tercer lugar». Asimismo, en francés las formas cultas «primo»... «secundo» se mantienen para expresar ordenación discursiva en un registro coloquial, en contraste con las neutras «en premier lieu»... «en second lieu», «premièrement»... «deuxièmement», diferencias que en español no se mantienen, ya que «en primer lugar», «en segundo lugar»... están marcadas por su mayor empleo en el registro formal de la lengua, mientras que «primero», «segundo» no están marcadas por su empleo en un registro formal o informal, aunque su frecuencia es mayor en la lengua oral. En las series cerradas, en francés se emplean construcciones preposicionales con «de», excepto en la combinación «d’un côté» / «d’une part»... «par ailleurs»; mientras que en español se mantienen construcciones con la preposición «de», que surgen las primeras en la historia del español, y construcciones con «por», de documentación posterior; las diferencias entre ellas no son significativas, sino de frecuencia de uso: las primeras tienen un empleo menos frecuente y, en general, limitado a la lengua escrita; las segundas se usan tanto en la lengua escrita como oral y su frecuencia es mayor.
En cuanto a su funcionamiento en el discurso, tanto en español como en francés tienen las funciones generales que hemos señalado, si bien en el caso del marcador «por otra parte», «de otra parte», sin un primer correlato y en su función de comentario digresivo, el francés parece haber preferido la forma «par ailleurs».
[1] Este trabajo se enmarca en el proyecto de investigación HUM 2004-00605/FILO, financiado por el Ministerio de Educación y CienciaRegresar
[2] Esta idea está relacionada con la descripción realizada por los lingüistas de Praga (V. Mathesius, F. Daneš y J. Firbas) del componente informativo de las oraciones (perspectiva funcional de la oración). Se considera que la información se configura en torno a dos categorías: tema y rema; aunque no hay una definición precisa de lo designado por cada una de ellas, el rema se asocia a la información nueva que se aporta a la comunicación, el tema es la información conocida, compartida por los interlocutores (Daneš: 1974). Regresar
[3] Según van Kuppevelt (1995a, b) el proceso consta de tres partes: un acontecimiento lingüístico o no lingüístico (feeder) que induce a la iniciación de preguntas en el discurso; la pregunta, explícita o implícita, que constituye el «tópico» y la respuesta correspondiente, el «comentario». Regresar
[4] En los textos se manifiestan otros valores expresados por estas unidades, no relacionados con la ordenación de las partes de un discurso, sino con la ordenación temporal de los hechos; se trata de correlaciones como «primero» / «primeramente» ... «luego» / «después»:
Cuando Alma regresó de su viaje de dos días, se oyeron en primer lugar sus pasos [...] Y luego se vio su cabeza vuelta hacia la puerta rota, primero, y hacia sus vandálicos hijos y nietos, después. (C. Sánchez, El palacio varado, 1995, CREA)
En estos casos, los elementos no van separados por pausas dentro del enunciado, sino que se integran en él como complementos circunstanciales o modificadores oracionales y, al mismo tiempo, como términos que marcan la ordenación temporal establecida entre los miembros discursivos. Regresar
[5] Garcés, P. y García Pérez, R. (2006) Regresar
[6] No solo tenemos en cuenta los artículos, sino también la opinión de los lectores en los apartados especialmente dedicados a su participación, porque eso nos permitirá recoger usos más coloquiales de los marcadores. Regresar
[7] Se trata de marcadores derivados de las series latinas «primo loco»... «secundo loco»... etc., introducidos en la lengua francesa a partir de los ss. XIV y XV. Vid., por ejemplo, Alain Rey (1995). Regresar
[8] El correlato «d’une autre», que supondría la elipsis del sustantivo «part» en «d’une autre part» es mucho menos frecuente, pero aparece en algunos textos actuales e incluso desde antiguo, como demuestra la base de datos FRANTEXT. Regresar
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